¿Niños conectados?
Aquí y ahora
Basta observar a un niño antes de sus tres años para comprender qué es conectarse con la esencia.
Son libres, sin prejuicios y naturalmente alegres. Su energía fluye deliciosamente, no necesitan calcular qué decir o cómo ser para ser aceptados y fácilmente pasan la página después del enojo o el miedo.
Viven el momento presente.
Como dice Konrad en su Arte de la Simpleza: “Cuando dejo de ponerle atención al drama de la vida, entonces solo queda la presencia en silencio.”
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