Merezco estar bien
El precio de la paz interior
Si quiero paz, elijo la dirección que le doy a mi energía.
Ante cosas que me enojan (o me dan lástima, miedo o cualquier otra resistencia), generalmente trato de justificarme que tengo razón en mi enojo, le explico a otras personas, recibo su apoyo y al final, a pesar de mis esfuerzos, acabo con disgusto, con mi energía drenada y un bajo nivel de vibración. Al final pierdo de una u otra manera.
La mejor opción es elegir pensamientos que me construyan:
“Me hicieron tal cosa y eso me enoja. Tal vez yo tenga algo de responsabilidad, al menos en haberme puesto en el momento y lugar incorrectos. Sea como fuera, quiero ser mejor persona y además quiero estar en una frecuencia en la que atraiga personas y eventos más armoniosos. Voy a moverme ya en esa dirección.”
Esa es la mejor estrategia para salir del barrial y darle una dirección más constructiva a mi energía.
¿Quien dirige mi vida?
Normalmente yo diría que yo soy quien dirijo mi vida.
Lamentablemente eso es falso en la mayoría de los casos.
Si me deja mi pareja y me siento perdid@, si alguien me dice alguna barbaridad y me enojo, si me roban y pierdo mi tranquilidad y me vuelvo miedos@, estaré soltando las riendas de mi vida y entregándolas a esas cosas o personas.
Eso no es lo que quiero, pero aún así lo hago. Lo que quiero es ser la/el conductor@ del vehículo y no un@ pasajer@ en el asiento de atrás.
Ante el enojo, si me doy la razón y juzgo, voy a meterme más profundo en ese enojo y yo soy quien más pierde. Lo mismo con cualquier emoción negativa.
Por el contrario, si acepto lo que ha pasado aunque no esté de acuerdo y acepto que quedarme allí me hace más daño que bien, y me propongo poner mi atención en cosas positivas, vuelvo a tomar las riendas de mi vida para llevarme en una dirección más constructiva.
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