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¿Cómo mejorar mi autoestima?
Para aprender cómo mejorar mi autoestima empiezo por hacerme selectivo con los pensamientos que permito en mi mente. En vez de luchar en contra de lo que me tortura, dirijo mi atención hacia todo lo que me construye, me integra y me libera.
Cambio la dirección de mis pensamientos.
La gente dirá: “Curioso que con sólo eso. Parece demasiado simplista.”
Pasos para subir la autoestima
Los principales pasos para mejorar mi autoestima son nueve y el orden es relativamente natural, pero no rígido. Estaré dando pasos adelante y brincando atrás constantemente, hasta que los haga todos a la vez.
Los pasos para elevar mi autoestima son:
- Reconocer las voces dentro de mi mente que me disminuyen
- Reformular lo que dicen esas creencias y opiniones
- Poner mi atención sólo en pensamientos constructivos
- Tener conciencia de la emoción que generan unos y otros
- Reconocer que los pensamientos que se sienten bien son los que me construyen y los que se sienten mal me disminuyen
- Elegir la dirección de mis pensamientos
- Silenciar mi mente para permitirme sentir mi esencia
- Fortalecerme con la fuerza interior que brota
- Empezar a disfrutar de este camino, apreciando cada pequeño paso que logre dar
Tendré la guía necesaria para emprender este fabuloso viaje de cómo elevar mi autoestima. Por ahora lo importante es elegir si quiero un cambio importante en mi vida o si prefiero mantener mi estilo de vida actual y mis creencias viejas.
¿Cuál es mi opinión de mí?
Si pienso que tengo valor como persona, me siento bien conmigo mism@ y eso me indica que tengo una autoestima alta.
Si por el contrario, pienso que soy inadecuad@, que soy menos o que nunca me aceptarán como soy, me sentiré muy mal y eso es una clara indicación de que tengo baja autoestima.
La respuesta práctica y de utilidad a la pregunta ¿qué es la autoestima? es:
La creencia profunda que tengo con respecto a mi valor como persona.
Esa creencia profunda está más adentro en mi mente que los pensamientos que produzco normalmente en mi vida cotidiana. Pertenece a una capa de pensamientos grabados como mandatos, generalmente poco consientes y con una gran autoridad o capacidad de determinarme.
Ejemplos de esas creencias profundas son:
- “Yo no valgo lo suficiente”
- “Soy tímid@”
- “Soy fe@”
Son pensamientos que en algún momento de mi vida acepté como verdaderos y de allí en adelante les permití que definieran mi vida.
Desde entonces determinan la manera en que pienso. Determinan el tipo de pensamientos que admito en mi mente y determinan la dirección – constructiva o destructiva – que le doy a mi energía.
Dichosamente, como veremos en otras páginas, esas creencias de lo que yo soy, se pueden modificar.
Merezco estar bien
El precio de la paz interior
Si quiero paz, elijo la dirección que le doy a mi energía.
Ante cosas que me enojan (o me dan lástima, miedo o cualquier otra resistencia), generalmente trato de justificarme que tengo razón en mi enojo, le explico a otras personas, recibo su apoyo y al final, a pesar de mis esfuerzos, acabo con disgusto, con mi energía drenada y un bajo nivel de vibración. Al final pierdo de una u otra manera.
La mejor opción es elegir pensamientos que me construyan:
“Me hicieron tal cosa y eso me enoja. Tal vez yo tenga algo de responsabilidad, al menos en haberme puesto en el momento y lugar incorrectos. Sea como fuera, quiero ser mejor persona y además quiero estar en una frecuencia en la que atraiga personas y eventos más armoniosos. Voy a moverme ya en esa dirección.”
Esa es la mejor estrategia para salir del barrial y darle una dirección más constructiva a mi energía.
Pasar la página
Suelto porque no me sirve
Si algo podemos aprender de los niños es que no se quedan pegados en las resistencias.
Después de llorar por un golpe, rápidamente regresan al juego. El enojo no dura más de algunos minutos. La tristeza la olvidan en un instante.
Tienen la capacidad de pasar la página y conectar de nuevo con el bienestar.
Es más valioso sentirse bien que cualquier cosa que haya pasado.
Esa es uno de los aprendizajes más beneficiosos para moverme efectivamente hacia la vida de mis sueños.
¿Son nuestros maestros?
Esta niña me transmite conexión total y una felicidad basada en paz interior.
Quiero ser así cada día más.
Con tantos niños que hay en este mundo, tengo de sobra maestros que me enseñen cómo conectarme con mi esencia y permitir que fluya la energía de la fuente. Los niños especialmente aquellos menores de tres años, están conectados a la fuente sin resistencia y ofrecen un excelente ejemplo de cómo hacerlo.
De pequeño, mi abuela me decía: No importa lo que haga ni lo que tenga mientras eso lo haga feliz, porque no hay nada más importante que ser feliz.
¿Niños conectados?
Aquí y ahora
Basta observar a un niño antes de sus tres años para comprender qué es conectarse con la esencia.
Son libres, sin prejuicios y naturalmente alegres. Su energía fluye deliciosamente, no necesitan calcular qué decir o cómo ser para ser aceptados y fácilmente pasan la página después del enojo o el miedo.
Viven el momento presente.
Como dice Konrad en su Arte de la Simpleza: “Cuando dejo de ponerle atención al drama de la vida, entonces solo queda la presencia en silencio.”
¿Hacer lo que me da la gana?
Con la candidez de los niños…
Si me da la gana puedo elegir:
- ser más feliz
- ser más libre
- ser más constructivo
Porque me da la gana:
- puedo elegir pensamientos que me impulsen
- emociones que me integren
- sensaciones que me generen bienestar
Si me da la gana puedo conectar con lo mejor de mí.
Si no me da la gana, pues no.
Soy libre para elegir lo que me de la gana.
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