Lo mejor de mí
Quiero ser la mejor persona que pueda ser
Quiero vivir todos mis más grandes anhelos:
- Alegría
- Amor incondicional
- Abundancia
- Integridad
- Fuerza
- Paz
- Inspiración
- Sabiduría
- Libertad
Lo fabuloso de esto es que es mi sueño y también el mejor aporte que le puedo hacer al mundo y a las personas a mi alrededor.
Todo encaja y se desata la pasión por vivir y dar todo lo mejor de mí.
¡Esto es posible cuando conecto con mi esencia!
Proyecto lo que soy
Proyecto lo que soy
Lo que sale de mi boca o de mi lápiz dice más de mí que de aquello que estoy hablando.
Si hablo bien de mi país o de la gente a mi alrededor, estoy reflejando que soy una persona positiva y optimista. Si hablo pestes, aunque pueda demostrar lo que digo, sólo estoy acusándome como una persona negativa y pesimista.
Si veo oportunidades o si veo obstáculos, sólo estoy reflejando los anteojos que ando puestos.
Cada quien proyecta desde su propia perspectiva.
Dice el refrán: De la abundancia del corazón habla la boca.
Lo que sale de mi boca, obviamente es producto de los pensamientos y emociones que tengo. Y esos pensamientos y emociones, o sea, mi vibra general, es el preámbulo de lo que tarde o temprano terminaré viviendo.
Porque a como vibro atraigo.
Por lo tanto, lo que sale de mi boca habla más de mi que de aquello que estoy hablando, pero sobre todo me indica el tipo de futuro que me estoy construyendo.
Mi camino
Quiero vivir una vida intensa, con abundancia y felicidad.
Siempre supe que había un camino de crecimiento personal absolutamente seguro para alcanzar esos estados tan extraordinarios.
Aspiraba a conectarme con mi mayor potencial humano. Busqué ese camino durante muchos años en libros y cursos, hasta que logré descifrarlo:
Ese camino de crecimiento personal es en realidad un arte…
El arte de descubrir lo mejor de mí, la esencia de la persona que verdaderamente soy y vivir desde allí en todo momento de mi vida.
Mi autenticidad
Soy auténtic@ cuando respeto lo que anhelo desde lo más profundo de mi ser.
Si al elegir cualquier rumbo me baso en lo que siento más coherente con “lo mejor de mí”, me aseguro de vivir lo que más me ilusiona, lo que me alegra, lo que me libera y me construye.
Si desde lo más profundo de mi ser quiero tener éxito pero vibro con los obstáculos y dificultades para alcanzarlo, me estoy traicionando. Si anhelo paz y tranquilidad pero me enfoco en los desajustes, no estoy siendo auténtic@.
Si deseo ser músico, pero estudio otra cosa porque promete un mejor rendimiento económico, me estoy traicionando. Si quiero ser más espontáneo, pero no me lo permito porque mi pareja se podría molestar, no estoy siendo auténtic@.
Para encontrar mi autenticidad busco adentro.
Hago a un lado lo que se espera de mí y el qué dirán, para poder identificar lo que viene de mi esencia. En vez de calcular qué me conviene más, permito que lo que anhelo emerja desde adentro.
Empiezo poco a poco y avanzo a paso firme.
¡Desde ya siento lo poderoso de este proceso!
Las voces interiores
En mi conversadera interior pueden estar presente muchas facetas o voces…
…lo que he aprendido, lo que dicen los maestros, lo que se espera de mí, lo que calculo que es lo mejor, lo que quiero evitar y más.
Todas esas voces interiores quieren que yo haga (o no haga) una cosa u otra.
Son las voces de mi personalidad que tratan de predominar porque realmente creen que eso es lo mejor para mí. Pero si hacen bulla y presionan por prevalecer, no son la voz de mi esencia.
La voz de mi esencia se caracteriza por quedarse en silencio respetuoso esperando a que yo me calme, me inspire y me abra a escucharla.
¿Quien dirige mi vida?
Normalmente yo diría que yo soy quien dirijo mi vida.
Lamentablemente eso es falso en la mayoría de los casos.
Si me deja mi pareja y me siento perdid@, si alguien me dice alguna barbaridad y me enojo, si me roban y pierdo mi tranquilidad y me vuelvo miedos@, estaré soltando las riendas de mi vida y entregándolas a esas cosas o personas.
Eso no es lo que quiero, pero aún así lo hago. Lo que quiero es ser la/el conductor@ del vehículo y no un@ pasajer@ en el asiento de atrás.
Ante el enojo, si me doy la razón y juzgo, voy a meterme más profundo en ese enojo y yo soy quien más pierde. Lo mismo con cualquier emoción negativa.
Por el contrario, si acepto lo que ha pasado aunque no esté de acuerdo y acepto que quedarme allí me hace más daño que bien, y me propongo poner mi atención en cosas positivas, vuelvo a tomar las riendas de mi vida para llevarme en una dirección más constructiva.
¿Que será de mi vida?
Causa y efecto: mi pensamiento es causa y mis condiciones de vida son el efecto.
La dirección que le he dado a mi energía (pensamientos con emoción) es la causa de donde estoy y de las circunstancias que me rodean.
Ya dejo de creer que hay un destino trazado para mí y que no tengo más remedio que vivirlo. Nada ni nadie me impone mi destino, más que mis propias creencias y expectativas.
Parafraseando al poeta Amado Nervo: yo soy el arquitecto de mi propio destino.
Es mi elección si produzco pensamientos constructivos y optimistas que me llevarán a estados mentales en los que podré vivir las cosas que quiero vivir o si produzco pensamientos negativos y pesimistas que me limitarán y disminuirán.
Esto no es magia ni cosas raras. La mente subconsciente responde a las instrucciones que doy con mis pensamientos al punto que si pienso que puedo hacer algo, organiza las cosas de manera que lo logre. Pero si parto de que no puedo, organizará las cosas para que así sea.
Soy responsable de lo que me sucede
Si yo soy el/la arquitect@ de mi propio destino…
…entonces todo lo “bueno” y “malo” que me rodea lo he provocado yo mism@.
Si me va bien es porque he conectado con la vibra que hace que las cosas me salgan bien, que atraiga lo que quiero y que disfrute de la vida.
Si me va mal, lamentablemente yo soy quien se ha puesto en el lugar y momentos justos para que las cosas vayan mal, con mi mente cerrada y sin alcanzar a ver las oportunidades frente a mis propios ojos.
Las personas más felices, los líderes más influyentes, los pensadores más célebres y las empresarias más exitosas tienen en común la cualidad de asumir la responsabilidad de lo que sucede en sus vidas. Si les gustan los resultados, siguen haciendo más de lo mismo. Si no, cambian su manera de pensar para cambiar los resultados.
No hay nada más enriquecedor que asumir la responsabilidad de todo lo que me sucede en la vida. Dejo de culpar a los demás o a la sociedad, dejo de quejarme y dejo de juzgar.
Me libero de toda esa pequeñez y asumo las riendas de mi destino.
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